Él le susurró al oído que ya no le quedaban momentos
Ella intuyó equivocadamente que aquel beso no era para ella
Él consumió al instante el oxígeno entre los dos
Ella le sugirió sin fe que aquella luz vestía de alma su cama
Él vaciló al acariciarle los dedos a la duda de ella
Ella cambió su mirada y le regaló sueños a su pelo
Él enredó sin saberlo los sueños de ella a sus dedos
Ella hurgó en el destino de los dos
Él estrechó lo que mecía su mirada
Ella se agazapó en su silencio
Él demolió el espacio entre los dos
Ella temió aparcar sus interrogantes
Él deseó besarla
Ella deseó besarle
Él obtuvo una tregua del miedo
Ella encontró un consuelo en la incerteza de él
Ambos siguieron respirando abrazados